sábado, 8 de septiembre de 2012

JARDÍN DEL EDÉN - PAIRI DAEZA


 El objetivo de estos jardines era el de procurar la tranquilidad tanto espiritual como recreativa (punto de reunión de los amigos), de hecho eran, esencialmente, un paraíso en la tierra. La manera en que estos jardines se construían podía ser muy formal (haciendo prevalecer la estructura) o muy informal (centrándose en las plantas), respetando, no obstante, algunas reglas simples de concepción, con la intención de maximizar, en términos de función y emoción, todo aquello que podía ofrecer el jardín. Se estima que el origen de los jardines persas data de unos 4000 a. C.

En las cerámicas de esa época se descubren los diseños en cruz, típicos de los jardines persas. Los elementos que componen el jardín persa: el pabellón central, el estanque y la vegetación contigua. La luz del sol y sus efectos han sido un factor de suma importancia en la estructuración de los jardines persas, así como las texturas y las formas escogidas por el arquitecto para reducir el impacto de la luz. Debido a la posición geográfica en la latitud de Irán, la sombra es extremadamente importante en los jardines, sin ella no se obtendrían espacios utilizables (los árboles y los emparrados ofrecen una sombra natural; los pabellones y las paredes sirven, asimismo, para bloquear al sol).

Los jardines persas, ofrecen, por tanto, un espacio lleno de verdor y frescura en un país que se caracteriza por su calor y la sequedad. Otra característica, derivada del calor, es la importancia que adquiere la utilización del agua. Una especie de túnel subterráneo, bajo la capa freática llamado Kanat se utiliza para la irrigación del jardín y sus alrededores. Unas estructuras parecidas a los pozos se conectan al Kanat permitiendo, de este modo, elevar el agua a la superficie. En ocasiones, en un pozo persa se utiliza a los animales para elevar el agua a la superficie. Este sistema puede ser empleado del mismo modo para desplazar el agua por el sistema acuático de la superficie. Los árboles se plantan, generalmente, en una fosa llamada Jub que impide la evaporación del agua permitiendo que ésta llegue, con mayor rapidez, a las raíces. Jardín con diseño de un Pairi Daeza

Es posible que la versión de paraíso que actualmente poseen muchísimo cristianos, sea una copia que se originó en Persia con los pairi daeza

El Jardín del Edén es descrito en Génesis, capítulos 2 y 3. El Señor creó el jardín específicamente para Adán, el primer hombre, a quien Dios había formado. En Génesis 2:8-9, leemos: "Jehová Dios plantó un jardín en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer. "Algunos creen que el jardín estaba sobre una montaña, o tal vez era una salida de manantiales de agua fresca, porque leemos: "y salía de Edén un río para regar un huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos." (Génesis 2:10) 
Por esto, el Jardín del Edén era perfecto. Ofrecía belleza y sustento, ya que era hogar para todo tipo de árbol "delicioso a la vista, y bueno para comer," y una fuente de agua fresca del río para beber. Y en cuanto al hombre, Dios "lo puso en el huerto del Edén, para que lo labrara y lo guardase." (Génesis 2:15)
Arqueólogos han encontrado indicios de que uno de los relatos bíblicos más bellos se basa en leyendas que tienen un trasfondo real.
Un pastor kurdo que cuidaba su rebaño en medio del calor reinante en las llanuras turcas, buscó cobijo de los rayos del sol debajo de una solitaria morera. Estaba sentado a la sombra cuando notó que en el suelo asomaba una extraña piedra oblonga, cuya superficie lisa llamó su atención. Observando con cuidado los alrededores del árbol encontró toda una colección de piedras extrañas. Muchas de ellas tenían ángulos rectos que no son frecuentes en la naturaleza, por lo que decidió comentar con alguien su descubrimiento. Después de todo, quizás esas piedras fuesen importantes.

Los arqueólogos han establecido que el pastor tenía toda la razón: las piedras son, sin dudas, importantes. En ese caluroso día de verano de 1994 se había realizado el mayor descubrimiento arqueológico de los últimos 50 años o, según otros, el más importante de todos los tiempos. Ese sitio ha revolucionado la forma de ver la historia de la humanidad, el origen de la religión y, quizás, incluso la verdad detrás del Jardín del Edén. En esa zona vivían tribus de cazadores de gacelas que erigieron allí inmensos templos dedicados a las serpientes y vivieron como si estuviesen en el Jardín del Edén. Los arqueólogos sospechan que Adán realmente existió y que, en la parábola del “pecado original” hay un trasfondo histórico de verdad.

El Pecado Original es uno de los conceptos que pertenece al fundamento de las religiones judía y cristiana. Ambas religiones monoteístas tienen un origen común, el Antiguo Testamento, libro sagrado que relata el acto de la creación del mundo y de la humanidad por un Dios único."Y el Señor plantó un jardín en Edén, mirando al Este, y puso al hombre dentro". Según las sagradas escrituras, así comenzó la historia, con Adán y Eva apaciblemente instalados en medio de un vergel, rodeados de árboles. Esta historia de la Creación ha tenido una repercusión inmensa y es uno de los textos esenciales de la cristiandad. Los celtas, por ejemplo, tuvieron el Jardín de los Manzanos, llamado Avalon; y los griegos la Isla de los Bienaventurados. Pero sólo en el Edén cristiano se agregaron condimentos que ligaron el sexo y el espíritu.

http://youtu.be/2NoffTH1YBU

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