También llamado Período Agrícola, porque existe un debate sobre los años de inicio y fin de este intervalo de tiempo, el más aceptado, en este caso para el área maya inicia aproximadamente en al año 1000 a. C. y terminaría rumbo al 320 d. C. Durante este periodo se desarrolla el idioma maya, el pueblo maya adquiere experiencia y construye algunas grandes ciudades.
El trabajo de la tierra dio prioridad al cultivo del maíz, el frijol, el cacao y la calabaza, en tanto la caza, la pesca y la recolección quedaron como actividades complementarias; por eso a este periodo se le conoce también como agrícola. En él se va desarrollando una religión sencilla con la creencia en una vida ultra terrena y el culto a los muertos.
La evidencia arqueológica muestra que los mayas comenzaron a edificar una arquitectura ceremonial hace unos 3.000 años. Hay un desacuerdo entre los límites y la diferencia entre los mayas antiguos y una civilización mesoamericana preclásica vecina, la cultura olmeca. Los olmecas y los mayas antiguos parecen haberse influenciado entre sí. Los monumentos más antiguos consisten en simples montículos de tumbas, los precursores de las pirámides se erigieron más tarde.
Durante cientos de años los mayas desarrollaron
una extraordinaria civilización en las selvas de México y América Central. En
sus sofisticados centros urbanos, como Tikal o Palenque, levantaron palacios,
pirámides y observatorios astronómicos que nos muestran una arquitectura
compleja y reveladora de su avanzado sistema cultural.
Sin embargo, por razones oscuras, hacia el siglo
IX los centros mayas entraron en una larga decadencia y la selva volvió a
recobrar sus dominios naturales. ¿Qué descomunal cataclismo pudo terminar con
sus ciudades estado? ¿Fue una revolución interna o un desastre de la
Naturaleza?
La civilización Maya, que fue cuna de grandes
astrónomos, pudo haber sucumbido en parte por culpa del Sol, ya que se han
descubierto en la Peninsula del Yucatán periodos de sequía de hasta 200 años
relacionados con el brillo del astro.
Los mayas, una de las civilizaciones más desarrolladas
de occidente, comenzaron a construir grandes ciudades y pirámides en América
Central hacia el siglo dos después de Jesucristo, pero en el siglo noveno su
fulgor comenzó a decaer.
Científicos de la Universidad de Florida han
estudiado los sedimentos del lago Chichancanab, situado en el centro norte de
la Peninsula del Yucatán, en México, y han comprobado que las capas de sulfato
cálcico, que aumentan en los períodos de sequía, se han ido depositando en el
fondo del lago de un modo peculiar.
La peculiaridad radica, según David Hodell,
profesor de geología de la Universidad de Florida, en el ciclo de 208 años en
el que los sedimentos calcáreos se han ido depositando, porque son casi
idénticos a otros ciclos ya conocidos de 206 años en la intensidad solar.
Los científicos, que en 1995 ya establecieron una
cierta relación entre los períodos de sequía y la actividad del sol, han
comprobado ahora que el ciclo solar descubierto coincide con el inicio del
declive de la civilización maya.
Tikal, Copan, Palenque, Bonampak y Río Bec, entre
otras grandes ciudades, fueron algunos de los centros de esplendor del período
maya clásico, que en su apogeo llegó a contar con 40 grandes ciudades y cerca
de dos millones de pobladores cuya subsistencia se basaba en el cultivo del
maíz.
El sur de México, Guatemala y el norte de Belize
conforman el territorio sobre el que se desarrolló esta cultura que, pese a su
declive en el siglo noveno, siguió manteniendo en Chichén Itza y Mayapán una
notable presencia.
«Parece que los cambios en la emisión de la
energía solar tuvieron un efecto directo en el clima del Yucatán y provocaron
la recurrencia de los períodos de sequía», ha señalado Hodell en un artículo
que recoge la prestigiosa revista Science.
La decadencia maya
En opinión del científico, «esto pudo haber influido en cómo evolucionó la civilización maya».
David Hodell reconoce que la energía recibida del
sol en sus momentos de mayor intensidad aumenta muy poco, por lo que considera
que algún mecanismo en el clima pudo haber amplificado sus efectos en el
Yucatán.
Aunque los arqueólogos han demostrado que los
Mayas fueron grandes conocedores de la astronomía y capaces de medir los
movimientos de astros como el Sol, la Luna y muchos de los planetas —adoraban
especialmente a Venus—, Hodell considera que no llegaron a intuir el ciclo de
208 años de sequía que guardaba relación con el sol.
El lago Chichancanab es un lugar muy apropiado
para estudiar los períodos de sequía, porque está saturado de sulfato cálcico.
Cada vez que el agua del lago se evapora, el
sulfato cálcico se precipita en el fondo, donde se acumula en capas sucesivas
por períodos de estaciones o años.
«Los sedimentos, por tanto, —asegura el
científico de la Universidad de Florida— representan períodos de sequía» y se
han ido depositando en el lecho del lago como las capas de un pastel.
Los períodos de sequía corresponden con el
momento en que las evidencias arqueológicas señalan que comenzó a decaer la
cultura Maya, incluida el colapso que sufrió hacia el año 900 de nuestra era.
Esas evidencias, según mencionan los
investigadores, incluyen el abandono de las ciudades y la ralentización en la
construcción de grandes edificios o en las actividades de excavación de piedra.
Un aspecto que pudo haber influido además en la decadencia
de los mayas durante este largo período de sequía es el hecho de que no
existían otras culturas cercanas que hubieran podido acudir en su ayuda. Ni
siquiera los aztecas habían llegado al centro del actual México.
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